Por: Colección Cucu Familia
A los adultos nos cuesta a veces comprender lo que es el tiempo, pero a los que tenemos niños cercanos nos sorprende la rapidez con la que ellos lo incluyen en su razonamiento.
Se podría pensar que tienen un reloj interno que es capaz de regular sus rutinas básicas desde la cuna y un calendario que, literalmente, lo llevan en su propio cuerpo que crece cada semana.
Las etapas de la vida infantil vienen marcadas por los cambios en sus habilidades y capacidades: ya camino, ya como solo, ya voy al baño, ya no tomo tetero, ya ando en patineta, ya paso la noche entera sin pañal…En resumen, ya no soy un bebé.
Sin embargo, el manejo del tiempo en las cosas rutinarias, no es tan claro. Pueden demorar muchísimo comiendo o en la tina y al mismo tiempo frustrarse cuando no se les atiende inmediatamente una solicitud. No siempre es fácil explicarles que las cosas toman tiempo y que hay etapas previas para hacerlas.
Algunas sugerencias:
- Conversar sobre los hechos del día: qué hicimos, a dónde fuimos, con quién nos encontramos y concluir que un día alcanza para hacer muchas cosas. Planear juntos el día siguiente.
- Tener un reloj familiar redondo y de números grandes que sea la referencia de las actividades: “cuando el palito grande llegue al tres, tenemos que salir”
- Hacer un calendario semanal con dibujos de las actividades de cada día: “mañana es martes y hay que hacer esto”.
- Marcar el crecimiento en un metro en una pared y hablar de la ropa que se va dejando atrás. Revisar fotos y comparar los cambios.
- Realizar actividades progresivas que requieren del paso del tiempo: sembrar matas, esperar una fecha en un calendario, ahorrar monedas en una alcancía y luego hacer una compra importante, etc…
- No preocuparse si dice que ocurrió “ayer” algún acontecimiento de la semana pasada. Muchos estudios advierten que la capacidad de manejar con propiedad el tiempo llegará a los ocho años o después.
Todavía hay tiempo….